Índice
- Qué es el pie valgo en niños y por qué los pies pueden ir hacia afuera
- ¿Es normal o hay que consultar? Señales de alarma por edades
- Evolución esperable: qué suele pasar con el crecimiento
- Cómo lo valoramos en consulta
- Tratamiento: cuándo observar y cuándo intervenir
- Caso práctico en vídeo: pies muy abiertos en un niño de 16 meses
- Mitos frecuentes sobre el pie valgo en niños
- Preguntas frecuentes
- Conclusión
Qué es el pie valgo en niños y por qué los pies pueden ir hacia afuera
El pie valgo describe una posición en la que el retropié tiende a desviarse hacia dentro y el arco parece más bajo; a menudo se acompaña de una marcha con los pies hacia afuera (rotación externa). En la infancia temprana esto suele ser fisiológico: el esqueleto y la musculatura están madurando, los ligamentos son más lachos y la coordinación neuromotora está en pleno desarrollo.
En consulta recuerdo a los padres que “no son adultos en miniatura; son niños en crecimiento”. Entre el inicio de la marcha y los 5–6 años, ver los pies hacia afuera es muy frecuente y no equivale a patología.
De 1 a 7 años: maduración ósea y muscular
- Cadera y fémur: los ángulos y las torsiones cambian con la edad, afectando la orientación de las puntas de los pies.
- Tibia y pie: puede existir torsión tibial externa leve y un pie plano flexible propio de la edad.
- Control neuromuscular: cuanto más juega el niño en superficies variadas, más rápido mejora el control postural.
Es habitual que se cansen antes cuando el valguismo es marcado; la mecánica no permite a la musculatura “sacar toda la potencia”. Esto, por sí solo, no implica enfermedad.
Pie valgo, pie plano flexible y marcha en rotación externa: diferencias clave
- Pie valgo: talón “cae” hacia dentro, arco bajo, corrige al ponerse de puntillas.
- Pie plano flexible: arco bajo que aparece en descarga o de puntillas; no duele la mayoría de veces.
- Marcha en rotación externa: puntas de los pies miran hacia afuera; suele mejorar con el crecimiento.

¿Es normal o hay que consultar? Señales de alarma por edades
Las siguientes situaciones sí justifican valoración profesional:
- Dolor persistente en pies, tobillos, rodillas o gemelos.
- Cojera, caídas frecuentes, rechazo claro a caminar o a jugar.
- Asimetrías evidentes (un pie mucho más hacia afuera que el otro).
- Rigidez (no corrige al ponerse de puntillas) o empeoramiento progresivo.
- Antecedentes de sobrepeso significativo o deportes de impacto mal dosificados.
En mi práctica no suelo indicar tratamiento si no hay dolor, sobrepeso, o deporte de impacto que produzca sobrecarga. La observación activa y el consejo suelen ser suficientes.
Evolución esperable: qué suele pasar con el crecimiento
En la mayoría de niños la alineación mejora de forma natural.
Orientativamente:
| Edad | Qué solemos observar | Mensaje para familias |
| 12–36 meses | Pies hacia afuera frecuentes, pie plano flexible | Suele ser normal; favorecer juego activo |
| 3–5 años | Mejoran la coordinación y el tono | La marcha se va centrando; vigilar asimetrías |
| 5–7 años | Se estabiliza la alineación | Reevaluar si persiste muy marcado o duele |
| >7 años | Mantiene patrón propio | Consultar si limita deporte o hay dolor/cojera |
Cuando a los 6–7 años el patrón sigue muy marcado, reviso la mecánica completa (cadera-rodilla-tobillo-pie) y la carga deportiva para decidir si necesita ayuda.
Cómo lo valoramos en consulta
Observación de la marcha y alineación rótula-pie
Evaluamos la alineación de rótulas y pies, el apoyo plantar, el patrón de despegue y la simetría derecha-izquierda. También miramos el desgaste del calzado y probamos la corrección en puntillas.
Test de puntillas, huella y cuándo aporta el estudio de la pisada
- Test de puntillas: si el arco aparece y el talón se centra, hablamos de pie plano flexible (generalmente benigno).
- Huella y exploración: nos orientan sobre carga medial/lateral y laxitud.
- Estudio de la pisada: lo reservo cuando hay dolor, deporte de impacto, asimetrías o cuando necesitamos objetivar sobrecargas.
Si sospechas que tu hijo necesita valoración profesional, puedes ver cómo trabajamos en Podólogía infantil en Barcelona (El Clot).
Tratamiento: cuándo observar y cuándo intervenir
Hábitos y ejercicios: juego descalzo seguro, equilibrio y fuerza
- Juego descalzo (en superficies seguras) para activar musculatura intrínseca del pie.
- Equilibrio (cojines inestables, rayuelas) y saltos dosificados para coordinación.
- Subir puntillas y andar de talones como mini-rutina lúdica.
En mi experiencia, sólo con juego activo y ajustar la carga deportiva, muchos niños mejoran sin necesitar plantillas.
Calzado infantil: qué sí y qué no
- Sí: calzado flexible en antepié, contrafuerte firme, talla justa y sujeción.
- No: suelas muy rígidas, exceso de cuña, calzado “corrector” sin indicación.
Plantillas personalizadas: indicaciones reales
Las plantillas pueden indicarse cuando existe dolor, sobrecarga por sobrepeso o deporte de impacto, o cuando hay asimetrías que perpetúan molestias. No tienen sentido como “prevención” universal.
Cuando hay dolor en gemelos o sobrecarga en el arco, una plantilla bien indicada y un plan de fuerza-movilidad suelen resolver el cuadro en pocas semanas.
Caso práctico en vídeo: pies muy abiertos en un niño de 16 meses
En este Short se ve a un niño de 16 meses caminando con las puntas muy abiertas hacia afuera:
Comentamos por qué, a esa edad, lo más probable es que sea fisiológico, cómo observar en casa (de puntillas, simetría) y cuándo pedir valoración.
Mitos frecuentes sobre el pie valgo en niños
- “Todos necesitan plantillas”: Falso. La mayoría no las precisa si no hay dolor ni limitación.
- “Si se cansa, es patológico”: no siempre; el eje mecánico inmaduro puede reducir la potencia muscular sin ser enfermedad.
- “El calzado corrector cura”: el zapato acompaña; el crecimiento y el juego activo son los protagonistas.
Preguntas frecuentes
¿A qué edad suele centrarse la marcha?
Entre los 3 y 7 años la mayoría de niños muestran una alineación más neutra de forma natural.
¿Cuándo debo consultar sin esperar?
Si hay dolor, cojera, asimetría marcada, caídas frecuentes o rigidez (no corrige en puntillas).
¿Hacer deporte empeora el pie valgo?
El deporte no es el problema; lo importante es dosificar impactos, variar superficies y fortalecer.
¿Las plantillas corrigen el hueso?
No “moldean” el hueso en niños sanos; su papel es distribuir cargas y reducir dolor/sobrecarga cuando está indicado.
Conclusión
El pie valgo y los pies hacia afuera en la infancia suelen ser variantes normales del desarrollo. Observa la simetría, el dolor y la tolerancia al juego. Si hay dudas, una valoración podológica infantil aclara el pronóstico y define si basta con consejo y ejercicios o conviene intervenir.
Link saliente recomendado (no competidor): para ampliar sobre la maduración de la marcha infantil, consulta un recurso de ortopedia pediátrica reconocido (formación para familias y profesionales).
¿Te preocupa la marcha de tu hijo?
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Alberto Martínez Oller — Podólogo. Experiencia clínica en podología pediátrica. En continua formación y orientado al paciente.
Soy experto en biomecánica y profesor del Máster de podología pediátrica y del curso de técnicas manipulativas de columna y pelvis, en ellos disfruto formando a fisioterapeutas y podólogos en las competencias biomecánicas.






